Desde su creación, la Formula E se ha enfocado en la innovación del automovilismo, destacando la sostenibilidad y la tecnología eléctrica. A pesar de su creciente popularidad y su propuesta única, todavía enfrenta retos para ser considerada al mismo nivel que campeonatos con una larga trayectoria, como el WEC.
Un claro ejemplo de estos desafíos se observa en la programación de eventos. Recientemente, el próximo E-Prix de Berlín ha mostrado cómo los conflictos de calendario afectan directamente a la Formula E. Equipos como Envision Racing y Mahindra Racing han tenido que modificar sus alineaciones porque pilotos como Sebastien Buemi y Nyck de Vries, activos en ambos campeonatos, han optado por participar en el WEC, dejando vacantes que han sido cubiertas por Joel Eriksson y Jordan King.
El WEC, con su estructura bien establecida y un prestigio arraigado, sigue siendo una opción preferente para muchos pilotos que buscan estabilidad y un reconocimiento consolidado en el mundo del automovilismo. En contraste, la Formula E lucha por ofrecer la misma continuidad, afectada constantemente por choques en las fechas de sus eventos con otros campeonatos importantes. Un ejemplo paralelo se encuentra en la serie IMSA, que ya ha organizado y anunciado su calendario para el 2025 desde marzo de 2024, lo que muestra la importancia de una planificación anticipada.
Además, la situación no mejora al considerar los recientes ajustes de Peugeot en el WEC. Para la próxima carrera en Spa, Peugeot ha decidido no reemplazar a pilotos como Jean-Eric Vergne y Stoffel Vandoorne, quienes estarán compitiendo en Berlín para la Formula E. Esto muestra una vez más cómo los compromisos en la Formula E pueden limitar las oportunidades de los pilotos en otros campeonatos, al no permitirles competir en eventos del WEC cuando hay coincidencias de fechas.
Estos conflictos de calendario y la falta de flexibilidad en la organización no solo afectan las decisiones de los pilotos y equipos, sino que también pueden influir negativamente en la percepción de la Formula E como una serie de menor prestigio. Este panorama representa un obstáculo considerable en su intento por ser vista como una alternativa seria y atractiva frente a campeonatos de larga duración y alto calibre como el WEC.
Para que la Formula E alcance un estatus comparable al de campeonatos como el WEC, es esencial que se realicen ajustes en la planificación de su calendario. Debe buscar una mayor colaboración con otros campeonatos para minimizar los conflictos y mejorar su imagen como un campeonato estable y profesional. La Formula E tiene el potencial de ser un líder en la innovación automovilística, pero debe asegurarse de que su estructura organizativa y su estrategia a largo plazo faciliten el crecimiento sostenido y el interés continuo tanto de equipos como de aficionados.
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